Mateo Flecha «El Viejo» y las ensaladas

No es esta la ensalada a la que nos referimos, pero es más nutritiva.

 

(Prades, Tarragona, 1481 – Poblet, 1553). Creador de tipo compositivo que enlazó poesía y música: las Ensaladas. Mateo Flecha «el Viejo», tío de Mateo Flecha «el Joven», aprendiz de Juan Castelló, trabajó con insistencia en el campo del arte que él mismo trajo al mundo.

Comenzó como cantor, y acabó siendo maestro de la capilla de las Serenísimas Infantas de Castilla: doña María y doña Juana. Más tarde, viste el hábito de monje del Císter en el Monasterio de Poblet, donde posteriormente morirá. De su obra solo conocemos las famosas Ensaladas de las cuales dice Felipe Pedrell que «…tienen un tono genial de humorismo, en el cual domina la ingenuidad infantil, unida a una intención picaresca…», y algún villancico. La obra que éste elabora la conocemos por su sobrino: Mateo Flecha «el Joven» quien las imprimió en Praga en 1581. Seis de sus once ensaladas con título las publicó H. Ángeles en 1954; Jubílate, El juego, La bomba, La negrita, La guerra y La justa. Las demás se dan por perdidas o les faltan voces.

Precursor del género es Francisco de Peñalosa, creador de la obra con seis voces: Por las sierras de Madrid.

Las Ensaladas son mezclas de diversos ingredientes, en nuestro caso ingredientes lingüísticos a causa del uso de varios idiomas como latín, castellano, catalán, francés, italiano y portugués, mezclando lo profano con lo religioso, llegando así a un tono cuanto menos jocoso. Si empiezan y terminan con texto en latín hacen uso del motete. Suelen optar por la variedad de ritmo, polifonía en las voces en diálogo con pequeños fragmentos individuales, y el uso del contrapunto imitativo con el vertical.

En cuanto al argumento, las de «el Viejo» giran en torno al tema navideño.

Probablemente sea el polifonista más genuino de entre los compositores españoles del siglo XVI en música profana, también muy aclamado desde el principio por sus contemporáneos.

 

Vamos a tratar un poco su Ensalada La Bomba.

 

¡Bomba, bomba, y agua fuera!
¡Vayan los cargos al mar
que nos ymos anegar!
¡Do remedio no se espera!
¡A l’escota socorred!
¡Vosotros id al timón!
¡Qué espacio! ¡Corred, corred!
¿No veis nuestra perdición?

Essas gúmenas cortad
porque se amaine la vela.
¡Hazia acá contrapesad!
¡Oh, que la nave se asuela!
¡Mandad calafetear
que quizá dará remedio!
¡Ya no ay tiempo ni lugar,
que la nau se abre por medio!

¿Qué haremos?
¿Si aprovechará nadar?
¡Oh, que está tan bravo el mar,
que todos pereçeremos!
Pipas y tablas tomemos.
Mas, triste yo, ¿que haré?
Que yo, que no sé nadar, ¡moriré!

Virgen madre, yo prometo
Rezar con tino tus horas.
Si, Juan, tu escapas, hiermo moras.
Monserrate luego meto.
Yo, triste, ofrezco también,
en saliendo deste lago,
ir descalço a Santiago,
eu yendo a Jerusalén.

¡Santa Virgen de Loreto,
sant Ginés, socorrednos!
¡Que me ahogo, santo Dios !
¡Sant Elmo, santo bendito!
¡Oh, virgen de Guadalupe,
nuestra maldad no te ocupe.
¡Señora de Monserrate,
oý, señora y gran rescate!

¡Oh gran socorro y bonança!
¡Nave viene en que escapemos!
¡Allegad, allegad que pereçeremos!
¡Socorred, no aya tardança!
¡No sea un punto detenido,
señores, esse batel!
¡Oh, qué ventura he tenido,
pues que pude entrar en él!

Gratias agamus Domino Deo nostro.
Dignum et justum est,
de tan grande beneficio
reçebido en este dia.

Cantemos con alegría
Todos hoy por su servicio.
¡Ea, ea, sus, empecemos!
Empieça tú, Gil Piçarra,
A tañer con tu guitarra
Y nosotros te ayudaremos.

Esperad que esté templada.
Tiemplala bien, hi de ruin.
Dendén, dendén, dindirindín.
¡Oh, como está destemplada!
¡Acaba, maldito, ya!
Dendén, dendén, dindirindín.
¡Es por demás!
Sube, sube un poco más.
Dendén, dendén, dindirindín.
¡Muy bien está!

Ande pues, nuestro apellido,
el tañer con el cantar
concordes en alabar
a Jesús rezién nacido.

Dindirindín, dindirindín.
Bendito el que ha venido
A librarnos de agonía
bendito sea este día
que nasció el contentamiento.
Remedió su advenimiento
mil enojos.
Dindirindín, dindirindín
Benditos sean los ojos
Que con piedad nos miraron
Y benditos, que ansí amansaron
Tal fortuna.

No quede congoxa alguna,
Demos prissa al navegar
poys o vento nos ha de llevar.
¡Garrido es el vendaval!
No se vio bonança igual
sobre tan gran desatiento.
Bien ayas tú, viento,
que ansí me ayudas contra fortuna.

Gritá, gritá, todos a una gritá:
¡Bonança, bonança, salvamento!
Miedo ovistes al tormento,
no tuviendo ya sperança.

¡O modicae fidei!
Ello está muy bien ansí.
Gala es todo, a nadie hoy duela
la gala chinela, la gala chinela.

Mucho prometemos en tormenta fiera
mas, luego ofrecemos infinita çera.
De la gala chinela, la gala chinela.

¡A Dios, señores!
¡A la vela!
Nam si pericula sunt in mari,
pericula sunt in terra
et pericula in falsis fratribus.

 

La composicion lirica tiene como argumento un naufragio, el del hombre pecador, del que nos salva la llegada de Jesús. De verso hepatsilabo usualmente, mezcla octavas con cuartetos tercertos y mas disposiciones métricas. Por tanto, la rima habría que verla en cada estrofa.

 

‘De la china gala, la gala chinela’ (que aparece al final de la Ensalada), es un juego de palabras que, además de por su sonoridad, servían de pretexto a Flecha para hacer mención de un romance muy conocido y popular en su época, de Rodrigo de Reinosa (S. XV) que decía:

 

A la chinigala,
la gala chinela,
damas cortesanas
arman una galera.

Isabel de Torres
pongo la primera,
porqu’es más anciana,
porqu’es la más vieja,
de putas ceviles,
nome hago cuenta …

 

Se trata de una historia de prostitutas, que se embarcan con destino a Canarias (La Gomera), y en mitad del viaje se ven atrapadas en una gran tempestad (como en La Bomba).

Aterrorizadas, invocan a todas la vírgenes y santos posibles por su salvación, y prometen convertirse en damas virtuosas. Pero una vez salvadas … se olvidan de todas las promesas.

En cuanto a la música, juega con los cambios de compás y ritmo para poder enfatizar el texto, por ejemplo, en el compás 27, verso “¡Qué espacio! ¡Corred, corred!”, usa corcheas en compas de tres por cuatro, que se transforman en lentas negras en compas de tres por dos, atendiendo al lamento “¿No veis nuestra perdición?”.

También habría que destacar el ambiente solemne con el que la música acompaña el verso “Que yo, que no sé nadar, moriré” en compás de 6/4, 2/4 y 4/4 (compases del 61 al 66). En los versos “Si, Juan, tu escapas, hiermo moras. / Monserrate luego meto”, el compositor crea un curioso efecto de eco, repitiendo la soprano y contralto esos versos a una corchea de distancia.

Cambia del castellano al latín en el compás 121, con canto solo por el tenor. En el compás 162 se aprecian algunos de los divertidos tonos humorísticos de Mateo Flexa, imitando a la guitarra di Gil Piçarra con las onomatopeyas “Dindirindín, dindirindín”, y breves corcheas y semicorcheas, y jugando con cómo está desafinado el instrumento y como se va afinando. Posteriormente se producirá una mezcla de canto y onomatopeya en el compás 189.

La penúltima estrofa, en forma de terceto, la repite. La característica de la mezcla de frases no se da con tanta abundancia como era de esperar, aunque se aprecia bien al comienzo de la obra.

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Bibliografía:

 

RUBIO, Samuel, Historia de la música española. Madrid: Alianza S.L., 1983

 

Webgrafía:

 

http://www.musicaantigua.com/las-ensaladas-de-flecha-1-parte/

https://www.youtube.com/watch?v=5NzskbXgrmw

http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/musica/introduc/resena2.htm

http://www3.cpdl.org/wiki/index.php/La_Bomba_(Mateo_Flecha_el_Viejo)

http://www3.cpdl.org/wiki/images/9/9e/605.pdf

 

Mateo Flecha «El Viejo» y las ensaladas

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